martes, 4 de junio de 2024

Querida Mariposa

¿Escuchas ese golpeteo?
Me está invitando a contar otra historia.
Se oye de fondo, es esa melodía otra vez.
Es una costumbre del alma.
Y viene la sensación de querer plasmar mis pensamientos
Se me eriza la piel y empiezo a brotar

Silencio


Afuera, cae la lluvia como si el cielo estuviera de luto.
El frío me atrapa y me invita a bailar con él.
Pero es una sensación agradable, ya sé como lidiar con él.
En este instante me abrazan recuerdos cálidos, sin ambigüedad, 
el mar está sereno y mi mente también.

En mi mundo se dice que quienes mucho piensan o sienten se vuelven orates, y pues ¿quién soy yo para juzgarlos? la verdad creo que están en lo cierto, las personas pensantes son más irracionales. Tenemos un toque de locura y sazón. Picante, tortuoso picante.

Y así comienza esta historia, una de cuantas que he venido a contar.
Mi corazón se mueve de un lado a otro y siente, siente en demacía, hasta que explota y comienza una vez más. Sólo que esta vez, tenemos una misión << él y yo >>. 
Escribir la carta de amor más intensa del mundo para dejar fluir y partir.

En el camino me he encontrado con una mariposa multicolores, claramente ella y yo somos muy distintas, pero me agrada su compañía. De vez en cuando viene y se poza en mi hombro y hablamos largamente como si fuésemos las mejores amigas del mundo. Hemos hablado del bien y el mal tantas veces que ya tengo un panorama claro y visión objetiva del asunto. 
Entre preguntas y respuestas me dio una misión ¿Qué tal si escribes una carta de amor? me dijo.
Pero que clase de carta voy a escribir, si prácticamente he escrito todo - pensé
claramente he intentado aclarar mi mente mil veces para poder mostrárselo, pero la ocasión es hoy.

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Querida Mariposa Multicolores:

Sinceramente, ésta es la mejor manera que tengo para expresar mis orgullos y pesares, es por ello que te contaré mi historia así;

Mis pies me han llevado a lugares hermosos, majestuosos y otros tanto tortuosos.
En ésta oportunidad, te contaré como fue que conocí a Satanás...

Estaba jugando a ser feliz, en un lugar estrecho donde ya no había felicidad.
Se intentaba de todo para seguir, mi cuerpo aguantó todo, los golpes jamás tocaron mi cuerpo pero sí mi alma, y a pesar que hoy ya no duelen, dejaron una marca en mi consciencia.
Estaba ahogada, sofocada, no había nada que me pudiese sanar. Ni el beso más dulce, ni el abrazo más acogedor. Estaba rota. Pero aún así sonreía cada día para que mis cachorros no notaran lo sucedido.
Un día mientras caía la noche, camino a casa, me topé con un ser oscuro.
Me llamó tanto la atención que me acerqué lentamente, lo miré con calma, intenté hacer contacto con él. Él por su parte, se quito la careta con la que tapaba su rostro, divisé una sonrisa, brillaba en penumbras. Mi corazón se detuvo. Desaparecí.

Los días pasaron, un cuervo se posó en mis aposentos y de la nada comenzó a gritar
Me dio una hora y lugar, provenientes de Satanás.

Respiré profundo, el aire se hizo pesado.
Corrí asustada al lugar del encuentro.
El lugar era abierto, la naturaleza nos rodeaba, yo estaba en silencio, me sentía insegura.
Él intentaba comunicarse conmigo, yo... temblaba.
Esbocé un par de palabras, miré el reloj, corrí.

Pasaron un par de días y tocó a mi puerta.
El miedo me retorció las entrañas, no era miedo la verdad, era una clase de deseo oculto.
Me sentía tan sola, tan perdida, que ese golpe en la puerta produjo fuego, fuego que me terminó quemando. Abrí la puerta, lo miré a los ojos, me abrazó y todo se volvió rojo sangre. Ardía por él, hasta la más mínima célula de mi cuerpo lo hacía. En un abrir y cerrar de ojos estábamos envueltos el uno con el otro, éramos prácticamente perfectos el uno para el otro. 
Creo que a esa altura de mi vida, había sido muy poca mi experiencia o quizás simplemente omití todo tipo de recuerdos y me aferré al momento. 
Una cosa llevó a la otra y caminé con él. Caminamos un largo tiempo juntos. Inseparables. Unidos.
Me quemaba las entrañas cada vez que lo veía, su cabeza posada en mis piernas me daba tranquilidad.
No necesitaba nada más.
El tiempo fue quemándonos mutuamente y nuestros caminos se separaron.
Estuve inerte y perpleja. Perros callejeros venían a mí de tanto en tanto, me destrozaban.
Lo único que podía hacer era sonreír. Todo era oscuro. Estaba poseída.
Mientras mi cuerpo reaccionara, que más daba si mi alma sufría en silencio.

Un día Satanás tocó a mi puerta, el cielo se despejó por completo,
me sentía viva, eso era todo lo que necesitaba.
Lo tomé de la mano y la apreté con fuerza <<no te vayas, le susurré>>

Lo cierto es que fue una experiencia caótica, todo lo que alguna vez soñé para nosotros se convirtió en arenas movedizas, y a cada paso nos hundíamos más y más.
Estuve aferrada a esa sensación más tiempo del que pude imaginar.
Hasta que finalmente se terminó.

Debo de confesar que a la distancia aún recuerdo su silueta, pero esta vez es tan borrosa que prácticamente ya casi se desvanece por completo.
Ya no hay palabras fervientes de regocijo para él. Ni tampoco dolores en el alma.
Siento que cada ser se lleva algo del otro. Pero aquí sólo até mi alma para mí.
Hay tantas nuevas cosas que ansío vivir que la verdad, recordarlo... sólo se asemeja a una piedrita dentro de un estanque lleno de rocas. Ya no me quemo por él. Ya no tiene importancia alguna. Ya no duele, ya casi no existe dentro de mí.

Querida mariposa, tus palabras han sido de gran ayuda para mi alma, y debo declarar que ya no sangra. Yo creo que no, realmente no sabes lo que puede generar tu compañía. 
La vida me dio un vuelco y si esperabas leer una declaración de amor para Satanás, te aseguro que eso no va a volver a suceder. Se apagaron todas mis llamas interiores hacia él. 
Quedo en paz, me siento libre y es todo gracias a tus brillos mágicos.
¿Nuevo arco? Claro que sí. Hay mucho que vivir aún.

Gracias por acompañarme y ayudar a sanar mis heridas.





Pulsos (ww)

Inhala Profundo
Cuenta hasta tres
UNO, DOS, TRES.
Tu corazón da un vuelco
Pega en tu pecho con fuerza
La sangre brota 
Sientes como se expande en tú cuerpo 
Inhala 
Cuenta, otro golpe de tu corazón 
Te quema las entrañas
Exhala
Duele y quema al mismo tiempo

Tu cabeza se une al golpeteo 
INHALA, EXHALA, INHALA, EXHALA.

"No sigas, ¿qué está pasando?"
ALEJATE

Se me llena el pecho de dolor, de calor, la sensación es conocida <latidos confusos> 
<no otra vez, suéltalo>

lunes, 20 de mayo de 2024

Pasos Firmes

 

Mi pasado está lleno de amor y miseria, 

Amor y tragedia,

Tragedia y comedia.

Comedia y puntos finales.


Estuve prisionera más tiempo del que realmente quise, la verdad es que nunca noté que llevaba una venda en los ojos y en el corazón. Viví atrapada dentro del bosque más oscuro y frondoso de la región. Siempre me vigilaban demonios y seres oscuros que se escondían entre las sombras. Siempre observada, siempre atrapada, siempre separada de la sociedad.

Fueron años de llevar un manto rojizo y muy pesado, bordado en oro y rasguñado por las bestias con las cuales me enfrente en mis aventuras, que colgaba desde la cabeza a los talones. Me atrapaba, me dejaba sin aliento y sobre mis muñecas, lazos apretados <<del oro mas puro existente en estas tierras>> que me ataban a cadenas <<directo a tierra, empotradas al suelo>> que ya conocía, desde siempre.

Me hacían guardia, me vigilaban. Estos seres iban de turno, en turno, abrían su boca y la acercaban a la mía para extraer parte de mi aire, era como si cada vez intentaran succionar parte de mi alma. << una y otra vez, con desenfreno, desbordantes e iracundos>> 

Cada cierto tiempo lograba soltar mis cadenas y escapaba, huía perpleja, desesperada, sin consuelo esperando que apareciera algún príncipe, alguien que me sostuviera y me sacara de ese castigo. Que por lo demás, jamás entendí el por qué de mi situación. Fui prisionera durante veinte años. Creyendo que nada, ni nadie podría quitarme de esta sentencia. 

La última de mis carceles fue la peor; estuve encerrada en un lugar remoto del bosque del sur, en un espacio minúsculo. Era un espacio por donde podía ver la luz, pero no veía más allá que el polvillo que soltaba el cemento de mi ataúd y respirar <<para que decirlo>> de cuándo, en cuando podía tomar alguna bocanada de aire fresco luego de esforzarme mucho. Mi carcelero venía a visitarme con un guante de clavos y un mazo tras su espalda. Con la actitud de cual príncipe maravilloso se acercaba para darme consuelo y en el momento menos esperado clavaba en mi pecho sus guantes, que me hacían desgarrar la piel y la sangre brotaba de manera inmediata. Suplique clemencia muchísimas veces pero nada era suficiente, uno de esos días, caí de rodillas al suelo y sin darme cuenta azotó su mazo en mi espalda, quebrando mis huesos y astillándolos en mi corazón. Escuché su risa, escuché cada una de las palabras que salieron de su boca pero ya no había manera de querer seguir en ese lugar.

Esperé en calma. Conté los segundos y las horas, tracé un plan de escapatoria. Me colgaba la carne desgarrada del cuerpo, tenía rasguños, golpes, clavos enterrados, los ojos vendados, el corazón atravesado, sentía ganas de vomitar, sentía que no tenía fuerzas y que mi vida se iba a terminar en ese mismo momento. Y justo cuando pensé que mi cuerpo no podría moverse, me tiré al suelo y con lo que quedaba de mis uñas comencé a cavar. Sabía por voces del exterior que todos habían salido de viaje y que me daban por muerta. Cavé  y cavé hasta que mi cuerpo congelado puedo salir victorioso de aquel lugar. Me levanté con cuidado apoyándome sobre un árbol añoso y casi sin hojas. Era como si me pudiese sostener, el aire besaba mis heridas y dolían en demasía, me desgarraba a cada mínimo paso al andar. Caminé durante días apoyándome en los troncos del camino, siempre recordando a mi captor. Sin aliento, sin cesar, sin ganas de existir, pero mi cuerpo se mantenía firme en su trabajo. Alejarme de aquel tan horrible lugar. Las aves volaban sobre mi cabeza. De vez en cuando caía desmayada y los cuervos aprovechaban para desgarrar la carne magullada. Días de tormenta acecharon mi vida, mojada, sucia, perdida, sin rumbo fijo en el horizonte. Era un valle de fuego y lava con el que pude encontrarme, llevaba días sin comer, ni beber, las palabras de este demonio repercutían en mi cabeza y me hacían delirar, estallaba en un llanto desesperado que de seguro el que escuchara hubiese pensado en un animal pereciendo. 

En el camino se abrió un sendero de verdes prados y animales en su plena libertad, comí de un arbusto de bayas que simplemente me hicieron enfermar, lentamente mis entrañas se retorcieron y cuando ya no pude seguir y me desmaye. Sentí como si mi cuerpo finalmente se quebraba y mi alma comenzó a volar. De pronto abrí los ojos y estaba en una cama, junto al calor, con gente alrededor, con aroma a las delicias más maravillosas del mundo. Me incorporé con cuidado, bramé de dolor y recordé que mi cuerpo estaba en pésimas condiciones. Corrieron hacia mí dos ancianas, ambas con las sonrisas más cálidas que pudiese nunca imaginar, me tomaron entre sus manos y me ayudaron a ponerme en pie. No quise preguntar cuánto tiempo había pasado. No quise recordar mi pasado, ni nada de lo sucedido. Sonreí conforme. Ellas tampoco quisieron cuestionarme, me cobijaron, me cuidaron, sanaron mis heridas expuestas y me alimentaron hasta que tuve la fuerza suficiente para poder seguir mi camino.

Teñí mi cabello, cambie mis ropajes, mis ganas y mis ansias. Reí con cada una de sus bromas, discutí la vida una y mil veces, sentí su amor y finalmente pude dilucidar que la vida estaba bien, que podría avanzar, que aún tenía mucho por recorrer. Me contaron de los parajes más hermosos que jamás nunca pude ver, me contaron sobre sus vidas y lo mucho que habían vivido entre risas y llantos. Bebimos, cantamos y disfrutamos en abrazos del amor más puro que mi cuerpo pudo sentir.

Luego de un tiempo y cuando ya estuve recompuesta, me armé de valor y decidí marcharme de ese lugar, les agradecí con lagrimas en los ojos y las abracé de todas las maneras posibles, demostrándoles mi agradecimiento completo. Con ropa, zapatos y semblante nuevos seguí mi viaje y me alejé en silencio. Mis pasos me llevaron a la costa, la arena ha sido mi mejor amiga, el mar mi mejor confidente y los peces mis mejores aliados.


Mi cuerpo está impoluto

Mi alma se ha ido reformando

Mi corazón es un mar de calma


Arkdiia

 

Hace muchos años no sentía ésta paz, han pasado meses de entrar hasta lo más recóndito de mi núcleo.

Recordé lo hermosa que era mi propia luz y las mil alternativas que existían. Y comencé a respirar amor, a vivir, a sentir, a enamorarme de cada bocanada de aire. Mi mente explotó en colores y sentimientos que ya no recordaba. La vida comenzó a sonreír, mis pasos se sentían en tierra y el aroma del aire penetraba hasta lo más hondo de mi ser. 

He podido imaginar mil mundos en mis zapatos, han pasado los días y cada vez amo más todo lo que tiene que ver conmigo en mi vida. Ya no necesito un tercero. Ni un segundo. 

Cada pizca de mi ser es extraordinario. Cada chispa de mi ser es lo mejor que me pudo haber pasado en la vida completa. Amo brillar con mi propia luz. Y siempre tuve que haberme dado cuenta de eso. 

Es chistoso, no? Tuve que meter la cabeza en mis libros para darme cuenta que el romance más hermoso era en mi propia mente. 

Me vi cuestionada mil veces por mi romanticismo.

Y qué? Soy eso, soy intensidad pura, un volcán en erupción que estalla en amor, en alegría, en colores, en posibilidades y jamás me di cuenta de eso. Era yo misma. Era como yo me sentía en aquella situación, era quien salía en situaciones de amor, era yo siempre y soy ahora. 

Es una verdadera lastima que las personas no valoraran mi ser. Que maldita pena por ellos. Fueron años de chocar contra muros de asquerosa y viscosa mierda. Cuando realmente todo lo que necesitaba era simplemente ser yo.

Amo mis colores, por algo me dicen multicolores. Y lo tomé como una broma. Cuando mi vida era eso. Colores hermosos y destellantes por doquier.

Volvemos a las andanzas de la mente, ya no necesito cuerpos, ni pieles, ni otros corazones.

Todo lo que me completa me hace perfecta, para mí misma. 

Era todo lo que necesitaba.



lunes, 15 de enero de 2024

Sin Aliento

 

De cuando en cuando es difícil respirar...

De cuando en cuando se hace difícil olvidar...

De cuando en cuando se hace difícil hasta vivir...


Es algo que no toda la gente sabe que existe, hay personas que no saben sentir.



Se perdió la lucha constante, se perdieron las buenas costumbres, el encanto, el placer de amar.

Ya no se insiste, ya no se conquista, ya no existe el amor romántico. 


La vida los ha transformado en estatuas sólidas, carbonizadas.

Ya no hay disculpas ni perdón.

Cada día el amor es más decepcionante, es superfluo, es polvo en el viento.

Nos hemos transformado en máquinas inertes.


Yo sigo amando el amor

Sigo amando el perfume en el aire y los esfuerzos ficticios que socaban mi alma.

Ya nada es para siempre.


Te has dado cuenta como ya nadie es capaz de agachar la cabeza ?

Todo es ego, es un yo-yo


Estoy quebrada y de qué?

De aire seguramente, de respirar un amor inexistente. De pensar que la vida sonreía de esa manera.


Manipulaciones, engaños, caretas.


He de sanar,

He de seguir,

He de estar de pie.


Jamás pudieron ver mi alma 


Es un proceso incansable y agobiante.

X

  Me estoy rindiendo, me duele respirar, me cuesta moverme, me duele el cuerpo de la pena que tengo. Se oculta por días, pero vuelve a apare...