Y eres nadie, porque me permití amar mi libertad, mis alas y mis heridas. Eres un pedazo de carne que solo sabe follar. Y haces lo que sea para que este mujerón vuelva a caer a tus pies. Pero no estimado. El fuego que llevo dentro de mi ya no te pertenece. Ese fuego que llevo como un volcán es mío y sólo mío.
Y no, no es natural querer querernos, porque no sabes querer, no te amas, ni amas a nadie más que a tu verga. Es lo único que te llena el alma. Y no, no estoy esperando que me recuerdes, ni tampoco que ames los aromas que llevaba en aquellos momentos. Lleva tu maldita existencia a lo más recóndito del mundo y entierralo lo más lejos de mi, entierrate en el océano y olvidate que algún día un tu y yo existió. Madura, vive y aléjate. Dale tu estúpido amor violento a otra, que te complazcan y te den su amor y te dejen enganchado en lo más profundo de sus seres, para que me dejes tranquila con mi vida y mis opciones.
Y no, no te voy a sacar de mis redes sociales, voy a dejar este texto plasmado para que nunca más se me olvide que contigo no, nunca más. El tú y yo se murió, se murió el día que decidiste partir y que con fuerzas aprendí.
Disfrutaste de mi carne más no de mi alma y me perdiste tantas veces como pudiste hasta que realmente llegó la calma. No me interesas y no te necesito. Es lo que obtuviste con tu anhelada confianza.
Pero esta fue la última de mi vida completa. Ve a cantarle canciones de amor a las mariposas, que estas pisadas de hierro ya no te las compran.
Este es el último adiós, no hay nada aquí que sea para ti. Que la vida te llene de rosas y te lluevan flores. Cuando estes preparado, sus propias espinas te harán recordar el pasado y verás que tenías el mundo en tus manos. Pero estabas tan ansioso de ser el mundo que olvidaste que eras humano.
Son mis últimas palabras para tí en la vida. No las tomarás en serio, pero la vida se encargará de que te resuenen siempre.
Porque como decías andábamos sin buscarnos aunque sabiendo que andabamos para encontramos. Lamento sinceramente que la vida me haya puesto a alguien como tú, pero también agradezco que lo haya hecho, aprendí que las palabras y los sueños se destruyen con caracteres y mentiras.
Cuanta razón tenía tu abuela, "y ese era el amor eterno que te prometió"
Punto final.
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