Me cansé, lo intenté con todas mis fuerzas y ya no tengo ganas.
Llevo la mayor parte de mi vida entre suspiros lejanos, ilusiones y despechos. Y creo que ya fue suficiente. Cierro las puertas de este corazón de pollo. Llevo un par de días pensando en cómo soñaba la vida desde que era pequeña. Deportes, sabiduría y libertad, es lo único que encuentro en mis pensamientos. Recuerdo que en aquellos años sólo disfrutaba de mi andar, amaba correr y que el viento me pegara en la cara, me gustaba ser yo sola, me gustaba ser una sola, estaba feliz con cada logro que obtenía porque era mío y sólo mío.
Disfrutaba de la vida, del paisaje, ver a la gente pasar y verlos interactuar, más nunca quise ser parte de esa gente. Ver los arboles a mi alrededor, el cielo, amaba recostarme en mi cama y mirar el cielo por horas, ver las formas de las nubes e imaginar figuras en ellas. Aún lo hago de tanto en tanto cuando tengo la oportunidad. No estoy hecha para este mundo y siempre lo he dicho, no encajo en ninguna parte y ya no lo veo como algo triste, simplemente asumo que la multitud no me llama, no me llena, no soy, ni seré.
Y a pesar de lo que muchos digan, sí estoy loca de remate, y me encanta porque nadie sabe lo que viene, ni yo misma. Amo improvisar, amo mis arrebatos artísticos y los carnales (que de tanto en tanto me meten en aprietos). Recuerdo que de pequeña veía a Bridget Jones, tan ella que no encajaba en la vida de nadie, era sólo ella. Y quizás sin querer me apegué al guión.
Mariposa me ha dicho que no lo considere, que no me cierre al amor, pero la verdad es que nadie en ésta vida a podido amarme con todo el explosivo que traigo y no está mal. Es parte de contenerme para ser. Agradezco profundamente a cada uno de los participantes, incluso de los que de verdad fueron una jalada de humo. Al que me enseñó el amor y luego lo dejó, al ermitaño que me abrió los ojos y se quedó en el bosque, al caballero controlador que me enseño a desconfiar, al señor ojos tornasol que me dio razones para luchar y para el ángel del infierno que literalmente me llevó a él para entender el valor de ser quién soy. Me despido por ahora al camino romántico de las parejas. Hay cosas que quiero explorar sin sentir apego, ni ansiedad, ni sentir que le falto el respeto a alguien por X, Y o Z que crean que está mal de mi actuar. Cuando he sido lo más leal que he podido, cuando las tentaciones me han atacado justo donde más me duele y donde el diablo metió la cola. Siempre respeté, siempre cuidé y contuve el caos y eso me convirtió en el mismísimo caos a mí.
Quedan un par de meses para que un nuevo capítulo comience y por más que sienta que voy a enloquecer o que me voy a quemar por dentro cierro este escrito así.
36 Capítulos con millones de títulos y subtítulos, la escritora se cansó. Es una promesa de cierre. No más quizás, ni veremos. Comienza la temporada de celibato. Tenemos que enfocarnos en otras cosas.
Querido lector: ha sido todo un placer, ahora vienen historias normales < o eso espero>