Simplemente he aprendido con los años, que el orgullo jala tan duro que puedes estar perdiendo lo más hermoso de la vida, pero te domina... Y dejas de luchar y simplemente lo pierdes todo.
Es por eso que desde hace mucho solté todo eso que llevaba encima y simplemente viví, luché, amé con todas mis fuerzas y no me rendí.
Quién ama no se rinde, quién ama cambia por el bien de uno mismo y se da cuenta que con un simple vuelco de las cosas, todo puede mejorar.
Despierta!!! Mañana ya no habrá vuelta atrás. Pedir perdón no te hace menos persona, todo lo contrario, te abre puertas.
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