lunes, 18 de noviembre de 2019

Satanás

Estaba enjaulada, encerrada, perdida y delirante.
Mi vida pendía de un hilo y así como lo soñé desde siempre, bajaste volando y no precisamente con alas blancas como alguna vez lo imagine.
Sus alas eran mucho más grandes de lo que alguna vez pude pensar; eran negras como la noche, brillantes y fuertes. Tanto así que un par de movimientos hizo temblar la tierra y donde se posó su pie el terreno cedió y se abrieron grietas. Sus alas se incendiaron al contacto con la tierra y se transformó prácticamente en la imagen misma de Satanás. Las leyendas cuentan que era solo un ángel, un ángel mas, con pensamientos distintos. Arraigado a la vida misma de una manera totalmente distinta, al igual que yo, estaba encadenado y perdido. 

Observé todo aquel proceso que lo hacía llegar a mi, me sentía atrapada. Estaba confundida y perdida en el abismo, en un limbo; no había horizontes, ni fronteras... absolutamente nada. Tuve miedo, miedo de su cuerpo, de sus alas, de su voz, hasta de la forma en que me miraba. Y simplemente del miedo, apareció la fortaleza.

La jaula no me dejaba escapar, había intentado una y mil veces escapar, pero era demasiado fuerte. Ya casi no me quedaban fuerzas. Él desde una esquina comenzó a levantar mi cárcel, su cuerpo ardió en llamas hasta encenderse por completo. Desde la punta de los pies, a cada paso. Su piel se agrietó y se inflamó. Luego de mucho, no fue necesario hacer fuerzas, la jaula chirrió y se desarmo en un clic.
Me tomó entre sus manos, y a pesar de lo que pensaría cualquiera, no quemó mi cuerpo, ni mi piel.

Me abracé a su cuello y en un dulce beso nos expresamos el cariño que tanto nos teníamos por el
otro. ¿Quien lo diría?... Afrodita y Satanás unidos por un beso, por un mismo hilo, por un mismo legado. Donde un corazón de piedra y otro negro y pútrido se unían a un solo compás.

Te amo susurró
Te amo susurré
Y luego de aquello, nuestros cuerpos se inflamaron en llamas e hicieron uno. 



lunes, 7 de octubre de 2019

Á N G E L


Y entonces, en la esquina de la habitación apareció un ángel, blanco como la nieve... de figura masisa, perfectamente contorneada, amoldado como en arcilla. Sus alas eran tan largas, que llegaban al borde del techo, brillaban, vibraban, me hacían sentir en paz.
El joven ángel estiró sus brazos y abrió sus manos como extendiendomelas... impávida, perdida, perturbada, lo observe en silencio mientras lagrimas caían por mis mejillas. "Estoy perdida", pensé.

Tomé su cálida mano y me puse en pie, poco a poco fui alzando mi rostro para abrazar sus ojos con los míos. No sabes lo hermoso que se siente que alguien te mire con amor real, mas no condicionado, susurré. SonrióApretó mi mano junto a la de él y comenzamos levemente a despegarnos del piso. Las murallas y paredes se hicieron espejos y luego agua, la cuales serian muy fáciles de atravesar. Estiró sus alas y parecía que no tenían fin. Eran tan amplias que de seguro abarcaban toda la habitación y en ese momento preciso, supe que al fin descansaría de toda la pesadilla. Con una fuerza inhumana me subió hasta su pecho y me cargó en su cintura. El me sonreía, mientras yo no hacía mas que descansar en su regazo. Que firme y pacifica sensación, como si jamas fuera a terminar, mis pensamientos estaban en paz. Un as de luz bajó del cielo y suave pero rápidamente nos condujo fuera de la habitación. Su fuerza era tal que nos arrastraba  haciéndonos sentir potentes.
En un abrir y cerrar de ojos aterrizamos en una playa de arena blanca, inmensa, intensa; donde el mar era turquesa y transparente. Vibrante, enorme y tan excitante...

Caímos en la arena, yo sobre ese pedazo de hombre.
Suavemente comenzamos a enredarnos. sus piernas con las mías, su vientre junto al mio. Deslizarme en su cuerpo parecía una travesura de niños y claro que lo quería. Posé una de mis manos en su nuca y lo acerque hacia mi, solté una leve sonrisa mientras el plantaba sus ojos en mi boca. Es momento de ser libres, le dije. Cerré los ojos y me acerque cada vez más, hasta que su lengua se unió a la mía y nuestros alientos al unisono formaron el clima. Que delicia, pensé, jamas hubiese esperado esto de la vida. Nuestras miradas cómplices se juntaron, poco a poco mi ángel guardián soltaba una a una sus plumas para cobijarme en ellas. Nuestros corazones se aceleraron, nuestros movimientos lentos, con calma, a paso preciso, a un mismo ritmo. Tus manos se posaron en mis pechos y caímos juntos al infierno.
Ambos cuerpos enredados, ella y él, tu y yo. Rodamos cuesta abajo, perdidos, encendidos, mezclando nuestros cuerpos. El, tan dulce y tan pulcro, abrió la boca para respirar, aproveché ese instante para colarme en lo más profundo de su ser. Me senté sobre su vientre y lentamente comencé a hacer presión para que su miembro entrara en mi. Que placer fue haber visto su mandíbula abierta y escuchar ese gemido que dejó mis pensamientos en nubes. Me aferré a su pecho con la punta de mis dedos y apreté mis piernas para que su miembro se apretara dentro de mi. Que placer su rostro, su respiración. Comencé a menearme sobre el, siguió mis movimientos y entramos en ondas de placer infinito. Arquié mi espalda y el me tomó de la cintura para introducirse aún más en mí.
Mi cabeza estalló en placer una y mil veces al igual que tu cuerpo dentro del mío.
Tomé con fuerza su espalda y clave mis uñas mientras me ondeaba sobre el. El baile era tan acorde al ritmo que terminó tomando mi cabello por mi espalda y sosteniendo mi cintura una vez mas dando golpes en mis nalgas con todo su cuerpo. No hagas que esta sensación se acabe, susurré, era todo lo que necesitaba desde hace ya mucho tiempo. 

El delirio continua a diario, dentro de nuestras mentes, dentro de nuestras almas y es algo que no va a cambiar.

Las plumas que antiguamente eran blancas, ahora estaban manchadas de turquesa y rojo esperando volver a los encuentros para convertirse en fuego y pasión.


martes, 30 de julio de 2019

Hasta nunca mi demonio


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Por años el amor inundó cada una de las ramas que conformaban mi cuerpo, era un amor negro y caliente que se duplicaba y reventaba, creando aún más patrones de lo mismo.
Amaba el placer, la culpa y la emoción de sentirme amada por un demonio (y que tipo de demonio)
Comparto esta historia, solo y exclusivamente... porque ya no estarás más en mí.




Esta es una historia bastante larga de contar. Se remonta a los tiempos de antaño, donde todo era hermoso. La tierra olía a tierra, las flores olían delicioso, las mariposas rondaban de un lado a otro y mi largo cabellos se ondeaba en el viento. Todo era perfecto, era único, era natural; para ese entonces era solo una cachorra que jugaba con sus amigos de aquí para allá, llena de ilusiones, llena de nuevos aires. 
Como ya saben, mi mente licantropa se ha transformado más de una vez, pero con el simple hecho de haber intercambiado miradas con una mujer demonio, cambió el mundo entero. 
Debo haber tenido los 230 años recién cumplidos y ella... ella tenía ya un poco más. 
Mi inocencia por explorar la vida me hizo llegar a sus brazos, sin yo habérselo pedido antes. Me abrazó tan fuerte que sentí que perdía el aliento <<por cierto, ella tenía marido... y yo si lo sabía>>  lo único que yo pensaba, era que si caía en sus redes, aquel pobre hombre que compartía su vida con ella, sufriría los mayores desgarros y puñaladas en el corazón que alguien podía recibir. Y lo peor de todo es que sería mi culpa. Me dejé llevar, a pesar de todo, sin pensar en las consecuencias. Como bien saben, quién es nuevo en algo se apega y en mi caso... quedé prendida, pegada y esperando más de ella y fue ahí donde empezó todo.

<<No puedo con la culpa, mis principios, mis padres, su marido, mi vida>>

Para comenzar, vivíamos en comunidad. Eramos aproximadamente unas veinte personas conviviendo a diario. Yo estaba recién llegada y tenía muy poca idea de lo que ocurría en esas tierras, por suerte en mi camino encontré a un chico mitad gato, mitad algo... no lo sé aún, pero de que olía a animal apestoso... olía. El me llevó a esta comunidad a la cual llamaba familia. Me presentó a todos e incluso a un maestro de armas. Me enseñaron a manejar espadas y espadones "que en mi vida pensé que tomaría", aprendí mucho de todos. 
Por cosas de la vida, me topé con un chico en mis mismas condiciones; era nuevo en el lugar, un poco tímido, pero lo justo como para mí. Su nombre era Ángel y si no recuerdo mal, también lo era. Y como por primera vez en mi vida, me enamoré como una boba. Luego de todos estos años, aún puedo recordar olores, sensaciones, las cosas hermosas que hicimos, las cosas malas y hasta lo que no debí aprender y lo hice. 
No puedo recordar que fue lo que pasó precisamente, pero se que Ángel se enfadó conmigo a tal grado que simplemente me alejé. Comencé a caminar sola, a pensar y a observar los paisajes de la tierra donde vivía, alucinaba con el mar, y no hacía más que disfrutar del mundo. Muy pronto a esto apareció esta demonia, quién tenía nombre, claro, pero por recuerdos y demases dejaremos por incógnita con una M.
Como ya saben, me entregué a esta mujer en cuerpo y alma. 
Pero mi alma es y ha sido muy honesta en esta vida y no pude contenerme. Corrí donde su marido y le dije la verdad... no sé si fue por culpa, por miedo, por rabia o por amor <<mi corazón es demasiado grande, y puedo tener tantos amores como enemigos>>
Él, con ojos tristes y debo de creer que con el corazón roto, escucho mi historia. Y simplemente no me creyó. 
A los pocos días tuve que abandonar la comunidad, ya que, todos se enteraron. Incluso Ángel.
Tomé mis pocas cosas y me aventé al mundo sin mirar atrás.

Debo decir que pasaron un par de años, divague de un lugar a otro buscando nuevas personas que conocer, nuevos ambientes donde vivir. Pero nada NUNCA se comparó a lo hermoso que fue mi primer lugar. 

 La vida me llevó a un único rumbo, ustedes dirán, pero como es que las razas se mezclan tanto... pues si, la realidad es distinta. Entre tanto divagar encontré a una vampiresa, con la cual me casé y formé una familia. Pero como todo en mi vida, no podía estar en paz.

En el horizonte apareció el, y con la culpa aún latente... fui en su búsqueda.

Debo decir que sus encantos demoníacos eran demasiado fuertes como para haberme contenido. Dejé a mi familia sin pensar en nada y comencé a vivir. Cada encuentro estaba lleno de lujuría <<recuerdas cuando incluso ni la vida misma nos detenía en saciarnos>> olvidé a mi madre, a mi padre y a todos mis antepasados. Y seguimos y seguimos, juntos o separados la atracción fue la misma, en mi caso daba lo mismo dónde y con quién... siempre al final de toda esta historia estabas tú.
Nuestra historia duró siglos, unos 1000 años. De aventuras y desventuras. 
Hasta hoy. Te esperé para recibir ese último beso.

Sabes que esto último fue mucho más real que cualquier otro momento en nuestra vida. Y pude abrazarte, más bien, abrazarte contenida por la bruma que amenazaba mi cerebro y mis recuerdos.
Jamás dimensionaste en realidad todo lo que mi alma sentía y vivía al solo escuchar tu nombre.
Te di los abrazos que pude y los besos que me robaste.
Debo de pensar que como demonio, jamás tuve la importancia en tu vida, como tu la tuviste en la mía. Como buen animal peludo que soy, agradezco cualquier muestra de cariño. Que simplemente un demonio como tú no valora. 

<<es aquí donde te tomo las manos, te beso la frente y te dejo ir>>



Me mantuve firme en mis promesas. Te amé hasta el último momento. Te di mis sentimientos y mi vida como en un cuento de hadas, que fue cierta, pero se rompió con la vida. Llevate todos esos te amo que te di y que me diste, llevate todos los recuerdos, las imágenes, las risas, los coqueteos, y mis dudas de creer en el amor. Llevate todo y prometeme que no volverás. Ni en esta vida, ni en las siguiente. El amor no es un juego, el amor no se toma a la ligera. El amor del que viví fue mi centro, mi empuje, mi pilar y como te lo dije. Guardé mi corazón en un cofre, como te lo dije alguna vez en ese mundo. Guardé mi corazón en un cofre como un promesa de amor y lo tiré al mar. Y me lo trajiste de vuelta para que pudiera vivir sin tí.


Adiós mi querido demonio,
Hasta nunca mi demonio.








Cuando se rompa el corazón del caleidoscopio,
al fín podré mirar el vacío de tu alma
y sonreír. 















jueves, 21 de marzo de 2019

Falta

Osaba perderme en las noches junto a uno u otro diablito, demonio o licantropo. Sedienta de sangre, hambre y placer. Mi mente perversa se perdía en cuerpos ajenos que no hacían más que darme placer. Que hermosa palabra, PLACER.
De un momento a otro me encerré en mi misma y lo perdí todo.

De una noche ferviente nació un niño, hermoso, como ángel que llego a la tierra a quitarme todo mal, todo pecado y todo tipo de lujuría que pude haber deseado. Morí.
Estoy muerta y sepultada, deseosa de perder la cabeza y hasta el equilibrio.
¿Qué pasó con todo aquel deseo o sentimiento de perdición que normalmente abordaba mi alma?

Es como si estuviera en un letargo infinito, en un bucle sin fin.
¡Qué falta de experiencia la tuya, para dejar que mi alma muriese poco a poco, día tras día!
 Mi alma se desmaya, se pierde y retuerce esperando volver en el momento exacto.

Que miseria!
Que falta de ocasos y placeres insensatos. 
Que falta de hambre, cuando normalmente estaba sedienta.

Oh, maldita suerte la mía de caer en este suelo,
oh maldita sea la vida que nos ha llevado a la nada.

Costumbre, miseria, sofoco, desencanto.

<Sus manos jamás la han tocado en el alma, tampoco su cuerpo.
faltaba poco menos que dos vueltas para que por un descuido se cortara el hilo. 
Hay tantos malos momentos, malos tratos y desencantos que es muy poco sostenible,
pero a pesar de todo, el alma del lobo se queda quieto, fiel, pertinente y expectante de recuerdos fogosos. No hay secuencias, no hay empatías, no hay amor, no hay placer.
Y se quiebra el vacío con un sollozo sutil. Atada, amordazada, perdida y olvidada>

Ya no queda nada.

Hasta que se corte el último hilo de esta cuerda. 


 

X

  Me estoy rindiendo, me duele respirar, me cuesta moverme, me duele el cuerpo de la pena que tengo. Se oculta por días, pero vuelve a apare...