viernes, 8 de mayo de 2015

Cuento sin fin MMXV

El tintero nuevamente se encuentra lleno, alguna vez fue de tinta, húmeda y espesa tal y como de costumbre para muchos escritores, esta vez, la sangre se derrama a mares dentro de la pequeña botella, la pluma está tirada a un costado de la mesa y la lampara solo cuelga de los maderos del techo, resuena dentro de la habitación, la luz viene y va, no para, no se cansa y tampoco se limita. Papeles tirados sobre el mesón de madera, el caoba de las paredes y el mantel arrugado le dan gracia a la escena, pero es verdad, es triste. Pasó alguna vez que hubo una maquina de escribir en ese mismo lugar, pero por cosas del tiempo; se apagó, se puso fría y ya nunca más dejo palpar sus teclas de la misma manera.
Y el escritor... ja!... el escritor yace sentado en su silla mirando al horizonte, intentando encontrar la manera perfecta de desertar... El ambiente está frío, mucho más de lo que se piensa que está afuera. El invierno tocó a mi ventana y en más de una manera.

Ha pasado un largo rato desde que no tomo esa pluma, pero quizás sea el momento de volver a comenzar, o quizás no tanto como eso, si no, de dejar caer tinta en un maldito pedazo de papel, que por cierto, por el tiempo, está un tanto mohoso, que más me queda que escribir y anhelar un futuro mejor; me he dado cuenta que los sueños son muchos más hermosos que la realidad, por más que luches contra la corriente y si los peces no lo desean, o simplemente no tienen la fuerza para hacerlo... el río simplemente se los lleva. Sé que más de alguno ha de venir de vuelta hacia estas paredes, pero el presente llegó al termino y al desgaste que deja una batalla luego de tanto sufrir.

"Quisimos ser grandes y fuertes, tales como caballeros armados y valientes, dispuestos en la pasión por la lucha, por un vivir mejor de un pueblo, destinados a luchar espalda con espalda, arma con arma y escudo con escudo; Nos contaron que los demonios habituales del camino serían salvajes y despiadados, pero también nos advirtieron que los demonios más fuertes y terribles serían los de nuestra propia conciencia. Y claro está, como dos adolescentes caminamos con valor y fuerza sin importar el mañana, sin importar el después ni el que dirán... Al final, nos recordarían como héroes, confiabamos el uno al otro, hasta que las trampas de la conciencia lo atraparon por primera vez a él y luego a mi. Confiados que lo pensado era cierto, soltamos nuestras espadas y luchamos como enemigos, que maldito cuento de hadas y caballeros. Así como continuó la vida, también continuaron los problemas y fracasos, por más barreras que lucharon por derribar, más cayeron en precipicio hasta el delirio completo, las espadas sonaban por las noches retumbando en el bosque oscuro y perdido en el mapa. Que terrible enfrentamiento fue aquel cuando la ira abordo su cabeza y golpeó al otro con su escudo en la cabeza. Fue entonces cuando las amistades colapsaron y se convirtieron en un manto de sangre tirado y reluciente por la hermosa senda que debían haber seguido. El camino aún continúa, pero .... la amistad ya no es la misma, las palabras de sacrificio tampoco, la tolerancia y la virtud de comunicarse con otro ya no existen, donde diablos están perdidos? Es entonces el momento que nuestros amigos se encuentran uno frente a otro y o hacen más que observar el cuerpo del otro, rasguñados ambos, heridos y con partes de menos, la fuerza ya no alcanza para apoyarse uno a otro; lo único que vive en ambos es el anhelo de ser felices juntos, pero separados es la mejor manera de recuperar el aliento. Donde han de ir?... Donde han de buscar lo que tanto necesitan.... El cuento se acaba cuando el último hiere al otro?, o cuando uno destruye al otro?."

Me duele la muñeca, las ideas se me escapan, y la verdad es que la historia es tan triste que no tengo ya más ganas de escribir. Que tal si mi pluma se congela una vez más y buscamos nuevas tentativas inciertas para que la mente se agilice?

Nada que hacer, mi silla ya está desgastada por el tiempo, la madera cruje al igual que otras partes que conforman mi cuerpo, creo que los años han pasado con gracia por mi cuerpo, al igual que por mi mente. Pronto seré una veterana de guerra, no queda más que descansar para poder continuar hasta que llegue mi último aliento.


Gracias al pintor, al artista, al escritor y al deslenguado, hacen que mi vida caótica tome sentido
los pasos son más lentos, me enveneno poco a poco, la materia grisácea invade mi cuerpo... ya queda menos,







No hay comentarios:

Publicar un comentario

X

  Me estoy rindiendo, me duele respirar, me cuesta moverme, me duele el cuerpo de la pena que tengo. Se oculta por días, pero vuelve a apare...