jueves, 21 de marzo de 2019

Falta

Osaba perderme en las noches junto a uno u otro diablito, demonio o licantropo. Sedienta de sangre, hambre y placer. Mi mente perversa se perdía en cuerpos ajenos que no hacían más que darme placer. Que hermosa palabra, PLACER.
De un momento a otro me encerré en mi misma y lo perdí todo.

De una noche ferviente nació un niño, hermoso, como ángel que llego a la tierra a quitarme todo mal, todo pecado y todo tipo de lujuría que pude haber deseado. Morí.
Estoy muerta y sepultada, deseosa de perder la cabeza y hasta el equilibrio.
¿Qué pasó con todo aquel deseo o sentimiento de perdición que normalmente abordaba mi alma?

Es como si estuviera en un letargo infinito, en un bucle sin fin.
¡Qué falta de experiencia la tuya, para dejar que mi alma muriese poco a poco, día tras día!
 Mi alma se desmaya, se pierde y retuerce esperando volver en el momento exacto.

Que miseria!
Que falta de ocasos y placeres insensatos. 
Que falta de hambre, cuando normalmente estaba sedienta.

Oh, maldita suerte la mía de caer en este suelo,
oh maldita sea la vida que nos ha llevado a la nada.

Costumbre, miseria, sofoco, desencanto.

<Sus manos jamás la han tocado en el alma, tampoco su cuerpo.
faltaba poco menos que dos vueltas para que por un descuido se cortara el hilo. 
Hay tantos malos momentos, malos tratos y desencantos que es muy poco sostenible,
pero a pesar de todo, el alma del lobo se queda quieto, fiel, pertinente y expectante de recuerdos fogosos. No hay secuencias, no hay empatías, no hay amor, no hay placer.
Y se quiebra el vacío con un sollozo sutil. Atada, amordazada, perdida y olvidada>

Ya no queda nada.

Hasta que se corte el último hilo de esta cuerda. 


 

X

  Me estoy rindiendo, me duele respirar, me cuesta moverme, me duele el cuerpo de la pena que tengo. Se oculta por días, pero vuelve a apare...